miércoles, 7 de mayo de 2014

Generar riqueza es bueno, pero administrarla es mejor

Gonzalo Rojas

Si alguien en su alma es rico o es pobre, es cuestión que solo Dios podrá juzgar. Mientras para los creyentes el Creador pronunciará la decisión final, los no creyentes pueden atenerse solo a criterios terrenales y cuantitativos para decidir si, en relación con los bienes materiales, alguien es bueno o es malo. Para emparejar el análisis sobre pobrezas y riquezas, es imprescindible, entonces, dejar de lado por un tiempo -hasta la mañana del Juicio Final- cualquier criterio religioso, y mirar las cosas a la humana.

¿Qué dicen los ricos de los pobres? Que les gustaría que fueran ricos.

Es algo que los ideólogos de la envidia nunca han podido entender: que los ricos miren con interés e ilusión la posibilidad de que todas las personas accedan a niveles de propiedad y consumo que los hagan autosuficientes en el plano material; es algo que desde el marxismo resulta incomprensible.

¿Y qué dicen los pobres de los ricos? Depende de lo que les sople quien conduzca el Estado.

Cuando los gobiernos creen en la capacidad personal de progreso, los pobres se paran en dos pies, caminan hacia el horizonte, afrontan y superan obstáculos con la ayuda solidaria y, aunque suene perverso, se enriquecen. Es la historia de millones de chilenos desde la presidencia Pinochet en adelante. En estos cuarenta años, no hay manera de negar el progresivo enriquecimiento de los pobres en Chile.

Pero cuando a cargo del Estado está un gobierno como el actual, que no quiere que los pobres sean ricos, todo el escenario cambia.

Para evitar que los pobres quieran buscar por sí mismos la prosperidad, los ricos son estigmatizados como sinónimo de los poderosos, de los explotadores, de la maldad. Por eso, el pobre no es estimulado al esfuerzo que le permita alcanzar por sus medios nuevas cotas de riqueza, sino que es inducido para que estire la mano hacia el favor estatal. El Estado es presentado como la nodriza que nutre; el pobre solo debe acercarse a esa leche, que manará generosa.

Pero eso implica una grotesca paradoja: que el Estado sea rico.

Reforma tributaria, aumento de la burocracia estatal, crecimiento de los puestos parlamentarios, presupuestos que respalden todo lo anterior: he ahí la riqueza que los socialistas buscan sin pudor. Anhelan esos millones que deben pasar desde los ricos individuales al rico colectivo.

Entonces, los verdaderamente ricos y poderosos ya no serán las supuestas cuatro mil quinientas familias, sino la gran maquinaria de tres o cuatro partidos, de menos de mil tipos por colectividad, que se adjudicarán en el Estado el control de la riqueza, en el nombre de los pobres.

Las cuatro mil quinientas familias hasta ahora han pagado impuestos, han estado bajo el escrutinio público y, en algunos casos, unas pocas han sido justamente escarnecidas por sus abusos. Nada de eso sería aplicable a un Estado rico, si un gobierno hereditario lograse consolidarse en su conducción.

Porque así como los ricos se transmiten legítimamente por sucesión los bienes obtenidos, el Estado en manos socialistas tiene una infinita capacidad de perpetuarse en el poder. Acudirán los actuales gobernantes a los mecanismos ya probados en Argentina, Ecuador y Venezuela para permanecer en el control de la riqueza; no vacilarán en su afán por quedarse, y quedarse, y quedarse.

Mientras tanto, casi todos los chilenos que han obtenido su bienestar con esfuerzos consistentes miran atónitos el nuevo escenario, sin que se atrevan a decir: ¡nadie me quita lo mío, me lo he ganado, soy dueño de mi destino!

Ese silencio temeroso es el anticipo del despojo que sufrirán los ricos y los menos ricos, a manos de los nuevos ricos.

4 comentarios:

  1. Eso lo hemos conversado en el blog de Maximo.

    Se nota que a los zurdos no les gusta que tengan como el límite el cielo. Para usar esa expresión: "El cielo es el límite".

    Ahora los chilenos conocerán como el socialismo nivela hacia abajo con la RT.

    Los Nuevos Ricos como la nomenclatura chavista en Venezuela o la UP con sus whiskys, mientras el perraje no sabe qué comer.

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    1. Que muchos políticos se hayan vuelto ricos es, en sí, un escándalo inaceptable. Ahora se trata de un enorme programa de exacciones para echar mano a los nuevos fondos que se recaude y hacerse más ricos repartiendo "bienestar"

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  2. Generar riquezas es bueno, pero las riquezas se acaban si no son bien administradas.

    de acuerdo al "evangelio de Piketty", los ricos se han mantenido siendo que la clase "proletaria" ha aumentado... ¿a donde la vió?

    reitero la pregunta de Aninat ¿de cual se fumó este weon para redactar su panfleto? apuesto que la misma que Hugo Solo...

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    1. El dudoso mérito de Piketty es poner por escrito las boludeces y consignas de la zurdería como si su falsedad no se hubiera probado hasta la saciedad

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