domingo, 2 de septiembre de 2012

El principal error de Piñera: se equivocó de coalición

Sintiéndose parte de una "nueva derecha" que abjura del gobierno militar, Sebastián Piñera creyó que su elección como Presidente sería vista con simpatía por el progresismo que debía ceder el poder. Sobre todo si agregaba la oferta de convocarles para conformar una nueva mayoría y un "gobierno de unidad".

Llevado de esta idea, invitó a líderes del progresismo a incorporarse a su gobierno y mantuvo en su cargo a muchos altos funcionarios del régimen saliente.

Esto supuso hacer la vista gorda de lo mal obrado por el progresismo durante 20 años (<= artículo publicado el 19 de enero del 2010), ser indulgente respecto de la dictadura de Allende (venerado por ese sector) y dejar forzosamente en tierra a muchos connotados líderes derechistas de destacada gestión en los años 80 (por su vinculación con la "dictadura" militar).

Pero la reacción de los convidados a la unidad fue de furibundo rechazo, seguido de un virulento programa de sabotaje y contrapropaganda diaria contra el gobierno en todos los campos.

Del otro lado, la magnitud de los sectores derechistas que se sintieron engañados resultó mucho más grande que la prevista.

Ello explica que, pese a que bajo sus riendas el gobierno ha desplegado alardes históricos de pericia en la gestión, además de que en el país hay un despertar de vitalidad y dinamismo que no se veían en muchos años, la popularidad del Presidente ha andado por los suelos.

En efecto, el bombardeo diario desde casi todos los medios y a casi toda hora sobre la figura del Presidente, las personalidades del gobierno y cada medida o iniciativa hecha pública; termina mellando la ecuanimidad de los encuestados por las agencias (también en buena medida controladas por opositores).

Si suponemos que las muestras son equilibradas (tantos de derecha, tantos de izquierda), este bombardeo es fiel expresión de la unanimidad en su contra de los progresistas, pero no explica que ni siquiera quienes votaron por don Sebastián (más del 50%, que no desconoce los métodos del progresismo y por lo mismo ve clara la maniobra de descrédito) le den la espalda.

La única explicación es que la mayoría de los derechistas NO abjura del gobierno militar y RECHAZA la propuesta de Piñera de renegar de ese legado manteniendo incólume el aparato de persecución judicial en contra de los militares (deshonrando una promesa de campaña). Al contrario, ven con desaliento cómo este gobierno respeta la iconografía y visiones de la izquierda: Y, por lo tanto, se niegan a marcar simpatías por su persona.

Y tal parece que don Sebastián todavía no arriba a estas conclusiones porque ahora —cuando ya son compartidas por casi todo el país— reclama contra la oposición que es "a veces dura y poco colaboradora" o se lamenta que "una de las cosas que más me ha dolido es no poder contribuir más y mejor a generar un clima de mayor unidad, de mayor diálogo, de mayor colaboración" (en entrevista en Radio Agricultura publicada en La Segunda).

Si consideramos que cuando ha remontado en las encuestas ha preferido las explicaciones de la izquierda (que lo asocia a políticas populistas a las que dice haber empujado al gobierno), en vez de las que yo estimo reales (aportar racionalidad y mostrar autoridad ante las muchas asonadas del violentismo opositor), a esta altura del avance del gobierno ya no vale la pena esforzarse en insistir en cómo mejorar la popularidad presidencial.

Ya se ve que don Sebastián no ventilará las verdades del gobierno castrista de Allende, no denunciará la enorme corrupción del concertacionismo ni expondrá al público las tupidas marañas que esa agrupación tejió con el objeto de dificultar la gestión del presente gobierno para asegurar la recuperación del poder el 2014.

Menos expectativas podemos tener de que el Presidente enfrente el aparato judicial que violenta los principios de derecho para perseguir a militares, bloqueando la revisión histórica del allendismo y obteniendo pensiones vitalicias para la próspera industria de los DD HH (cientos de millones de dólares que mantienen la más grande población de "votos duros" de que haya memoria).

Como se ve, sigue convencido de que sabe más que los expertos en cómo manejarse con los medios y que blandiendo el papelito de los 33 o haciéndose el "buena onda" reventará el people meter.

O que sus torpes declaraciones a la radio Agricultura serán bien entendidas por la oposición y no las tergiversarán para, de nuevo, darle en el suelo:

  • Opositores: "al frente, de a uno, son muy razonables pero en conjunto son muy inflexibles".
  • Presidenciables del propio sector: "no son mansas palomas". 
  • Indulgente sentencia en el caso Pitronello: "Yo respeto los fallos de la Justicia, pero por supuesto que no comparto muchos de esos fallos. Por ejemplo, cuando una persona fabrica una bomba, produce una bomba, traslada la bomba, pone la bomba en una sucursal bancaria, ¿qué está tratando de hacer? Está tratando de producir terror, miedo en la población". 
  • Fiscales regionales: "les leí la cartilla, en el sentido de decirles «miren señores, yo les pido a ustedes que mejoremos la forma en que todos, carabineros, gobierno, fiscales y jueces, combatamos la delincuencia» porque la gente lo que quiere son resultados, paz, en tranquilidad".
  • Y otras respecto de Carabineros, todas ellas serán —como siempre— usadas por los medios dominantes para hundirle todavía más.

Pese a su innegable talento para muñequear negociaciones entre amigos así como para la gestión y administración del aparato del estado (asistido por un gabinete excepcional, con excepción de Hinzpeter), éstas y otras declaraciones —mezcla de pusilanimidad, imprecisión y carencia de autoridad— son demostrativas de que don Sebastián simplemente carece de prendas para el diseño de su política comunicacional y, al igual que Bachelet, mejor se queda callado hasta que le digan cuándo y qué decir.

O, para la próxima, se cambia a la coalición del frente. Donde todo indica que encontrará muchas más almas gemelas que en la derecha.

3 comentarios:

  1. El error fue del partido Renovación Nacional el haberle permitido entrar. ¿Cómo alguien que dice admirar a Eduardo Frei Montalva va estar en un partido de Derecha, cuando aquél despreciaba la vieja Derecha que estuvo en Chile hasta septiembre de 1973. Además, con sus políticas le allanó el camino Allende, literalmente?

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    1. Salvo el grupito que llamo decechistas, la mayoría en RN debe estar preguntándose cómo fue que llegaron a ser representados por Sebastián Piñera

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  2. Don Javier Bazán, la duda suya va un poco más allá! ¿No será que se desperfiló Renovación Nacional, junto a Sebastían Piñera?

    Debe ser muy "IN" arrodillarse ante la izquierda, convencidos que eso les trae dividendos políticos.

    Atentamente, Fernando Rodríguez G., @FRodriguezG

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